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Un niño rico obsesionado con el suicido conoce, asistiendo a entierros, a una señora mayor, vitalista y que ha decidido suicidarse.
A esta peculiar sinopsis hay que añadir los detalles de los secundarios: madre imperturbable y manipuladora (hace el test para la compatibilidad de pareja de su hijo; lo hace ella por su hijo, quiero decir); un tío manco (“fue la mano derecha del general McCarthy”). Añadiremos una banda sonora de Cat Stevens.
Añadiremos los “suicidios” de Harold (al nivel del de “los conejitos suicidas”).
Harold suicidándose (otra vez)
Añadiremos también los robos de coches de Maude, su ingenio con los agentes de policía. Y su lección de carpe diem, rematado con la frase “La vida hay que vivirla, o no tendrás nada que contar cuando hables con los amigos.”
Harold sonriendo junto a su madre: acaba de cortarse una mano ante una posible novia, que ha huido corriendo (la novia, no la mano).
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Un último detalle: En todas las visitas a su psiquiatra, Harold lleva un traje igual al del psiquiatra 😀 😀 😀
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